OIDIO EN PLANTAS ORNAMENTALES
El oidío es un hongo habitual en plantas ornamentales, de huerta y árboles frutales. Su presencia se da en primavera, aunque en determinados climas puede extenderse hasta el verano y el otoño. Puede recibir diversos nombres en función de la región. También se le conoce como blanqueta, ceniza, cenicilla, cendrada, malura, polvo, polvillo, sendreta, roya…
Esta enfermedad fúngica cubre las hojas, los frutos, las ramas y los brotes con una especie de polvo blanco de aspecto algodonoso. Las consecuencias sobre la planta son el retorcimiento de las hojas, la deformación de los brotes y la falta de floración. En última instancia, las hojas comenzarán a amarillear, a secarse y, finalmente, caerán, muriendo así la planta.
La manera de actuar del hongo es dispersarse gracias al viento. Cuando se deposita en una planta, germina en las hojas introduciendo unas pequeñas raíces para absorber las sustancias nutritivas, por lo que debilitan la planta hasta que muere.
Para tratar la plaga es conveniente utilizar un fungicida adecuado. A modo de precaución es recomendable realizar una aplicación en invierno y al comienzo de la primavera, para evitar que se reproduzca. Además hay que retirar las partes dañadas y deshacerse del material para que no contagie otras plantas de nuestro huerto o jardín.
El oidío puede afectar tanto a plantas ornamentales como rosales, claveles, crisantemos o begonias, entre otros, como a cultivos tipo melones, calabazas, melocotones o pepinos.
Los rosales y evónimos son especialmente sensibles a esta plaga y en general corren más riesgo de sufrir su ataque las plantas que se encuentran en zonas umbrías. Es más habitual durante primaveras húmedas con niveles en torno al 70 – 80% de humedad y, puede desaparecer de manera natural durante el verano, siempre que la temperatura sea superior a 35º. También son más sensibles las plantas y cultivos cercanos a zonas húmedas, como fuentes, canales, lagos o ríos. A veces, sólo el hecho de cambiar las plantas de ubicación, y ponerlas en zonas más secas y soleadas permite acabar con la enfermedad.
CONTROL:
Para controlar el oidio hay algunas precauciones que podemos tomar. Por ejemplo no plantar demasiado denso ni tupido, para evitar que se produzcan sombras y humedades y para que en caso de que la plaga aparezca en una planta no contagie rápidamente al resto del macizo que hayamos dispuesto. Es importante una buena ventilación en terrazas e invernaderos.
Por supuesto hay que eliminar las partes afectadas y destruirlas. Dichas partes no se recuperan aunque usemos fungicidas, por lo que hay que evitar que el oidío depositado en ellas se expanda por el resto de nuestras plantas.
Una vez tenemos nuestras plantas afectadas por esta plaga, la manera de acabar con ella es el uso de fungicidas, primero de contacto y posteriormente sistémicos.
Gracias a que el oidío es un hongo externo, que se desarrolla en la superficie de las hojas, se puede atacar con fungicidas de manera curativa, una vez que la planta ya está infectada, aunque no es lo recomendable. Si la planta está infectada, lo más apropiado es acudir a fungicidas sistémicos.
Recomendamos la aplicación de Azufre mojable: http://verdeysano.es/fungicidas/42-fungicida-anti-oidio.html que evita la germinación de las esporas del hongo y que tiene un demostrado efecto curativo durante la fase de incubación de la enfermedad. Como fungicida sistémico recomendamos Tetraconazol: http://verdeysano.es/fungicidas/40-fungicida-antioidio.html con buen efecto curativo pero siempre mejor aplicado antes de la aparición de los síntomas.
El oidío ataca principalmente a la parte joven de la planta y como la planta está en constante crecimiento, los tratamientos deben repetirse cada quince días en primavera y por supuesto, cada vez que reaparece la enfermedad.
Para cualquier duda consulta a tu asesor en www.verdeysano.es
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