La agricultura ecológica, se puede definir de manera sencilla como un compendio de técnicas agrarias que excluye normalmente el uso, en la agricultura y ganadería, de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, etc., con el objetivo de preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales.
Los principales objetivos de la agricultura orgánica son la obtención de alimentos saludables, de mayor calidad nutritiva, sin la presencia de sustancias de síntesis química y obtenidos mediante procedimientos sostenibles. Este tipo de agricultura es un sistema global de gestión de la producción, que incrementa y realza la salud de los agrosistemas, inclusive la diversidad biológica, los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo. Esto se consigue aplicando, siempre que sea posible, métodos agronómicos, biológicos y mecánicos, en contraposición a la utilización de materiales sintéticos para desempeñar cualquier función específica del sistema. Esta forma de producción, además de contemplar el aspecto ecológico, incluye en su filosofía el mejoramiento de las condiciones de vida de sus practicantes, de tal forma que su objetivo se apega a lograr la sostenibilidad integral del sistema de producción agrícola; o sea, constituirse como un agrosistema social, ecológico y econonómicamente sostenible.
El cultivo ecológico debe estar basado en métodos preventivos, potenciando el buen desarrollo de las plantas y por tanto su resistencia natural a plagas y enfermedades. Debe potenciarse al máximo la prevención mediante unas adecuadas prácticas de cultivo que aseguren el buen desarrollo de las plantas y, por tanto, que éstas sean más resistentes. Las especies autóctonas y un abonado adecuado hacen las plantas más resistentes.
Evitando el cultivo de una única especie, al diversificar las especies plantadas se dificulta la aparición de plagas, utilizando para ello una adecuada rotación y asociación en los campos.
Es aconsejable promover el desarrollo de la fauna auxiliar autóctona, mediante el uso de setos y la suelta de insectos útiles (parásitos o depredadores).
En última instancia se podrán utilizar diferentes productos de origen natural, como las piretrinas que se obtienen de algunas plantas u otros extractos botánicos o el Bacillus turigiensis que es una bacteria aerobia que produce una toxina insecticida totalmente inocua para los humanos.
También es muy habitual en la agricultura ecológica el uso de trampas de feromonas sexuales y otros atrayentes con el fin de hacer un seguimiento del vuelo de las plagas y poder determinar con exactitud el momento para un posible tratamiento.
Nuestro país reúne condiciones para el desarrollo de este tipo de agricultura por su favorable climatología y los sistemas extensivos de producción que se aplican en un gran número de cultivos. España es el país que, por cuarto año consecutivo, se ha situado a la cabeza del pelotón en la Unión Europea en cuanto a la superficie destinada a la agricultura ecológica, alcanzando ya lcifras cercanas a 2.000.000 de hectáreas. Es el claro ejemplo de que la agricultura ecológica es viable y que es la única solución para salvar a la agricultura y permitir el desarrollo rural, más aún en estos momento de profunda crisis socio-económica y ecológica.
En verdeysano apostamos por este tipo de gestión de los cultivos y proponemos nuestra línea natural con productos que o bien estan certificados para uso en agricultura ecológica o bien se distinguen por dejar escaso nivel de residuos en los cultivos.
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